Las chicas como yo no tienen finales felices.
Yo sé lo que soy. En lo peor, un cliché, en lo mejor, un cuento con moraleja. Puse una frontera internacional entre yo y mi pasado, sólo para terminar trabajando en un cabaret de gama baja. Incluso mi excusa es tan mala: estoy pagando la universidad, para obtener mi título de arte en la más prestigiosa escuela de Montreal. Aunque algunos días se vuelve confusos: ¿soy sólo una estudiante que con la luz de luna es una stripper, o una stripper que se hace pasar por una estudiante?
Pero sucede lo inevitable y mis dos vidas chocan. Y ahora hay una persona que sabe tanto de la tranquila y antisocial Hannah como de la sensual y descarada Alicia. Una persona que guarda mi secreto.
Él es hermoso, él es sofisticado. Él viene del otro lado de la vida, aquel que no quiero ni acepto. Pero me llama la “petite Américaine” y sus calientes, calientes manos en mi piel me prometen cosas que hace tiempo que abandoné.
¿El problema? Es mi profesor de Fotografía Clásica.
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