Nuestras vidas destrozadas ... Nuestros corazones rotos ... Nuestras almas despedazadas ...
Él era mi mundo, mi vida entera. Mi razón para respirar. Yo tenía un matrimonio perfecto, un bebé en camino, y me sentí satisfecha, casi invencible.
Hasta que un día la vida golpeó y me dejó rota, vulnerable y sola.
Ella era mi vida. Mi rayo de esperanza en el día más nublado. Con ella, pensé que tenía la máxima seguridad. Un amor que nunca me haría daño o me traicionaría. Le di mi corazón, mi cuerpo y mi alma.
Hasta que se me rompió, destruyendo todos los sueños y la ilusión que tenía sobre la vida, el amor y el matrimonio.
En nuestro pesar, hemos cometido un error. Un error que no estoy seguro de que podemos arreglar.
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