Un compromiso roto envía a Graciela Harper a arrastrarse hacia Heron Creek con la cola entre las piernas, pero encuentra la pequeña ciudad soñolienta demasiado cambiada para establecer su derecho de vida. Ni siquiera su problema con la bebida en ciernes puede ocultar la falta de salud de su abuelo o borrar la imagen mental de su primer amor felizmente casado con su mejor amiga de la infancia. Para colmo de males, ella está teniendo un infierno de tiempo convenciendo al apuesto joven alcalde de la ciudad de su estado no apto para citas.
Cuando el fantasma de la dama pirata del siglo 18 Anne Bonny comienza a insistir en una audiencia diaria próxima, Graciela tiene que enfrentarse a algo que no esperaba: ser una certificada chiflada a los veinticinco años de edad.
Su flamante “Me importa una mierda” actitud hace que sea fácil despedir las misteriosas amenazas que parecen estar atadas a su búsqueda de más información sobre el pirata muerto hace tiempo, pero cuando su familia se convierte en un objetivo, Gracie sabe que necesita averiguar por qué el fantasma insiste en ser una constante y apestosa compañía.
Si Graciela puede dejar a un lado sus prejuicios contra las personas sin pulso, puede descubrir que los problemas de Anne Bonny están estrechamente vinculados con los suyos. El pasado alberga respuestas que podrían ayudar a encontrar el cierre del espíritu pendenciero, ya que después de todo, ya está muerto. Si Graciela no se mueve rápido, podría encontrarse a sí misma siendo perseguida, en lugar de al revés
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