En el pasado, siempre me han dado todo lo que he querido, pero nada de lo que yo realmente necesitaba. He experimentado muchas cosas en mis veinticinco años, todo excepto la única cosa que quiero. Es la única cosa que no se puede comprar. Ni siquiera puede ser tomado, tiene que ser dado. Y nadie se ha dado a mí, no realmente de todos modos.
No hasta él.
La música es el centro de nuestras vidas, pero mientras él encuentra su lugar en él, yo he perdido mi camino. Él remontó, mientras yo iba en espiral por un camino destructivo.
Me perdí a mí misma en más formas de las que puedo contar.
Lo irónico es que no me doy cuenta de lo perdida que estaba hasta que me encontró.
Y ahora que él tiene, me pregunto si le quedará el tiempo suficiente como para cogerme.
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